Hay recetas que cuando tu hermano te las enseña pero no te deja probar como le ha salido, no queda otra que ponerte tú misma con ella, porque no puedes con las ganas y la curiosidad.
Y así es, ahora no me queda otra que agradecerle que me haya hecho prepararla, porque a pesar de que la masa y sus tiempos no iba acorde a mis previsiones y se desmadraron los levados, me ha hecho mucha ilusión prepararla, aunque en mi fuero interno, siempre será receta que descubrí en un momento duro y especialmente triste.
La vida es como esta receta, va a su ritmo, tú no puedes marcar tiempos, pero al final, siempre viene bien endulzarla lo mas que podamos. Y por eso, lo mejor de esta receta es que tu marcas como quieres que sea el interior, mi hermano chocolate, yo azúcar y canela... en definitiva, cada uno siempre debe tirar hacia lo que realmente le hace mas feliz en esta vida.
PAN DULCE DE AZUCAR Y CANELA
* 200 ml. de leche tibia
* 200 ml. de agua tibia
* 100 ml. de aceite
* 1 cucharadita de sal
* 2 cucharadas de azúcar
* 1 paquete de levadura liofilizada
* 650 gr. de harina
Relleno:
* 100 gr. de mantequilla
* 160 gr. de azúcar negro
* 3 cucharadas de canela molida
Excepto la harina, mezclamos todos los ingredientes bien
Añadimos la harina y vamos amasando hasta conseguir una masa elástica y manejable.
Dejamos levar y cuando doble su volumen, desgasificamos y estiramos sobre la mesa ligeramente enharinada.
Pincelamos hasta ⅓ de la masa con la mantequilla derretida y cubrimos con la mezcla del azúcar y la canela.
Damos unos cortes a la parte que hemos dejado sin cubrir (sin llegar completamente hasta donde hemos puesto el relleno) y procedemos a enrollar como si se tratara de un brazo gitano.
Llevamos con cuidado a un molde engrasada y dejamos que leve nuevamente.
Pintamos con huevo batido y al horno precalentado a 180º unos 25 minutos.
NOTA: Quería haber dejado toda la noche en la nevera levando, pero cuando me iba a acostar había subido tanto, que dejar la masa toda la noche iba a ser excesivo.
Así que sin tiempo de dejarlo atemperar, ni de dejarlo subir del todo, lo metí al horno (aun hubiera subido un poquillo mas si las horas que eran me hubiesen dado la opción de esperar un ratillo)
Así que sin tiempo de dejarlo atemperar, ni de dejarlo subir del todo, lo metí al horno (aun hubiera subido un poquillo mas si las horas que eran me hubiesen dado la opción de esperar un ratillo)
La vida con sus altos y bajos no siempre nos deja dirigir. Hay que seguir sea como sea y disfrutar de un pan como éste, es una buena idea. Besos.
ResponderEliminarUn pan con mucho significado detrás, que sí, siempre me recordará que la vida hay que vivirla día a día sin desperdiciar ni un solo segundo. Un saludo
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