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28 de octubre de 2025

Casa Pescadores: el alma marinera del Cabanyal revive entre redes, brasas y sobremesas eternas

* El esperado proyecto de Grupo Mercabanyal y Jugando con Fuego, situado en primera línea de la playa del Cabanyal, rinde homenaje a la tradición gastronómica de los antiguos merenderos valencianos

* Nacido de una antigua casa de pescadores y carpintería naval, el espacio contará con una zona de restaurante, dirigida por los cocineros de Flama, y otra de bar, donde celebrar el buen hacer casero y las largas sobremesas


 
El próximo miércoles 5 de noviembre, el barrio del Cabanyal verá homenajeada su esencia marinera con la apertura de Casa Pescadores, un proyecto gastronómico fruto de la colaboración entre Grupo Mercabanyal y Jugando con Fuego, que además contará con una cocina impulsada por el equipo del restaurante Flama, con Edu Espejo como asesor gastronómico y Marcos Moreno al frente del servicio diario. Situado en una antigua vivienda de pescadores y carpintería naval, en la calle José Ballester Gozalvo 51, mirando directamente a la playa del Cabanyal, el restaurante rinde homenaje a la tradición marinera, la cocina casera y la vida junto a la orilla.


 
Queríamos que el alma del barrio siguiera viva en cada rincón”, explican Hugo Cerverón y José Miralles, impulsores del proyecto. “Crecimos oliendo la madera húmeda y escuchando el mar. Esta casa es un homenaje a esa memoria”, evocan. Remos, anclas y herramientas originales decoran un espacio donde se detiene el tiempo.


La cocina de los antiguos merenderos

Casa Pescadores es, ante todo, un restaurante que reivindica la cocina honesta, basada en el producto de mar y el recetario tradicional. El hecho de que Espejo y Moreno se pongan tras el fogón es ya un aval de calidad, pues ambos son conocidos por el buen tratamiento de los pescados, mariscos y el resto de la despensa local. Ahora bien, a la hora de comer, el espacio se divide en tres ambientes bien diferenciados con ofertas gastronómicas distintas: el bar tradicional, la parrilla y el restaurante

En el primero, una gran barra central preside el local, y en ella se sirven tapas clásicas, como ensaladilla con capellán a la llama, bravas, sepia con mahonesa, calamar relleno de blanquet i alls tendres o tellinas con tomate. Estos platos conviven con el producto de lonja expuesto a diario, pues la oferta tendrá gran dependencia de lo que ese día hayan traído los barcos de pesca. “El que llega pronto elige”, subraya José Miralles, en lo que supone una apuesta por la frescura del producto. Asimismo, esta decisión supone todo un homenaje a sus raíces, pues recuerda a aquellos merenderos de su infancia, repartidos por las playas valencianas en la década de los 70, “donde se comía el género que había cada día”. La especialidad, cómo no, era el pescado en todas sus versiones.
 


La cocina del bar se completa con una oferta de guisos tradicionales, como el cap i pota, el rabo de toro ‘Victoria’ o la lengua de ternera guisada, sin olvidar la línea de ibéricos, conservas y salazones, reflejo de la cultura marinera más auténtica.

Saltemos al espacio contiguo: en la parrilla del restaurante, conocida como ‘La Jefa’, el ambiente se vuelve más sobrio y elegante. Aquí se trabaja con una carta reducida y producto de temporada, cocinado al momento sobre las brasas. En palabras del chef Edu Espejo, “tendremos conejo, codorniz, chuletillas y, por supuesto, pescado de lonja, desde rape hasta lubina y salmonete, pasando por el lenguado meuniere a la brasa”, explica. Comprarán al día, marcarán los pesos y los precios en la pizarra, “y cuando se acabe, se ha acabado”. Su compañero Marcos Moreno, insiste en la vocación de que cada plato “conserve el espíritu de los antiguos merenderos y casas de comida, donde se servía cocina sencilla, directa, sin artificios, con el sabor del fuego y el mar”.
 


La propuesta del restaurante se completa con un menú a mesa puesta, sin carta, donde los comensales podrán disfrutar de tres entrantes y un segundo, a elegir entre arroz, carne o pescado a la brasa. El postre mantiene la coherencia del relato: un clásico pijama, ligeramente reinterpretado, cierra la experiencia con un toque nostálgico. “Queremos cuidar al comensal, que no sienta la urgencia de los turnos. Estamos en un espacio pensado para alargar la sobremesa. Aquí, la prisa no existe”, afirma Hugo Cerverón.
 


Por último, la carta de bebidas refleja la personalidad de cada espacio: cerveza y una selección de vinos en el bar; vinos valencianos y champagnes por copas en la parrilla, junto con cócteles inspirados en destilados locales. Por ejemplo, un Bloody Mary muy especial, que se convertirá en santo y seña de esta zona, o una reinterpretación con cazalla al estilo Gin Fizz. El restaurante, por su parte, ofrecerá una selección más reducida de cócteles —únicamente, dos o tres creaciones—, con una bodega sólida y clásica, donde habrá guiños especiales, como los vinos Fondillón de Alicante.


Un viaje entre lo industrial y lo marino

En Casa Pescadores se come, pero también es un espacio muy bello, con una ubicación y un interiorismo singular. La decoración y la diferenciación de espacios reflejan el espíritu único del grupo Mercabanyal, siempre preocupado por preservar el verdadero carácter de los inmuebles del barrio, combinando en esta ocasión el encanto marino con la estética industrial. Esto no es casual: el bar y la parrilla se ubican en lo que antes era una carpintería naval, un espacio donde se trabajaban barcos de recreo y barcas de pesca.

Los visitantes podrán descubrir cuadros con maquetas de barcos construidos en el lugar, mientras que una de las máquinas principales del astillero se ha transformado en mesa. Herramientas, remos y estanterías hechas a mano con vigas recuperadas de una casa reformada del barrio completan la ambientación. Las lámparas, también artesanales, contribuyen a esta puesta en valor de la herencia cultural, que se combina con elegancia y diseño: todo el mobiliario de la zona de la parrilla lo firma Francesc Rifé, galardonado como Mejor Diseñador Nacional en los Premios de Interiorismo 2025.
 


Por su parte, la zona del restaurante, ubicada en la antigua casa de Ricardo Palau, de Astilleros Palau, ha requerido un trabajo minucioso de insonorización y de recreación fiel del inmueble original. “En el restaurante debes sentir que estás comiendo en una casa real, junto a la familia; en el bar, te encuentras en un astillero”, destacan desde el grupo. De este modo, el restaurante únicamente abrirá sus puertas a mediodía, dejando el pase de cenas exclusivamente para el bar, pues su espíritu es el de alargar las horas en el comedor hasta que el comensal desee. Ante todo, estamos en un lugar para ser felices.

En definitiva, Casa Pescadores defiende la sobremesa como un tesoro cultural. “Nuestra apertura es también una reivindicación: recuperar ese estilo de vida que existe frente al mar, en contra de la prisa, los turnos y la comida sin alma”, afirman desde el equipo, y concluyen: “La sobremesa es más que un hábito: es una forma de entender la vida”. Así que un restaurante, sí, pero también un proyecto donde se devuelve el protagonismo a las antiguas casas del mar, donde se compartía, se celebraba y se disfrutaba de la vida.
 


Información para el comensal

Casa Pescadores
abre sus puertas el próximo día 5 de noviembre. Su horario será de miércoles a viernes, a partir de las 12 horas, y los fines de semana, desde las 11 horas. Permanecerá cerrado los lunes y martes. El restaurante y la parrilla requieren reserva previa, mientras que en el bar se puede disfrutar del ambiente sin necesidad de reservar. En el restaurante no se ofrecen cenas, únicamente comidas con sobremesa, aunque en la parrilla sí es posible comer y cenar. Las reservas ya están disponibles a través de su página web: www.casapescadorescabanyal.com

Apertura: Miércoles, 5 de noviembre de 2025
Horario: De miércoles a viernes, desde las 12 horas; fines de semana, desde las 11 horas
Ubicación: Calle José Ballester Gozalvo 51, Cabanyal (Valencia) 

23 de octubre de 2025

Flan de Queso y Leche Condensada

Tenía en la nevera queso en crema a punto de caducar y en el armario un botecillo de leche condensada y algo tenía que hacer antes que tener que tirarlo.

Ya hace algún tiempo había preparado un Flan de Queso, pero como había que incorporar leche condensada para darle salida, tocaría preparar otra receta completamente diferente.

Así que sacrificada de mi, tocó ponerse a prepara algo y que bueno que ha sido preparar este flan, que ha sido del gusto de todos y tan cremoso que metes la cuchara y no quieres dejar de comer.

Estas sí que son las recetas que te dejan satisfecha y contenta.


FLAN DE QUESO Y LECHE CONDENSADA 

* 625 ml. de leche entera
* ¼ de cucharadita de canela
* 1 lata pequeña (370 gr.) de leche condensada 
* 225 gr. de queso crema
* 5 huevos 
* 1 cucharadita de extracto de vainilla
* 1 cucharadita de sal 

Ponemos a calentar la leche con la canela, para que se infusione, justo hasta que comience a hervir y dejamos que se vaya templando.

En otro recipiente, ponemos la leche condensada, el queso crema, el extracto de vainilla y la sal y mezclamos hasta que no queden grumos.

Añadimos los huevos y mezclamos nuevamente.

Incorporamos la leche con la canela que teníamos templando y removemos todo el conjunto.

Colamos el preparado sobre el molde que llevaremos al horno precalentado al baño María, a 180º unos 45 min. o hasta que al pinchar salga el palillo seco (el flan se seguirá notando que “tiembla” al moverlo, pero al enfriar cuajará).

Dejamos en el horno (apagado y fuera del baño María) con la puerta abierta unos 30 minutos.

Esperamos a que enfríe y desmoldamos.

NOTA: Puedes caramelizar el molde antes de poner la mezcla, a mi no me gusta el sabor del caramelo y nunca lo pongo.

 

22 de octubre de 2025

Col frita con Ajos tiernos, Embutido valenciano y Alioli de membrillo en el Bocata Valenciano creado por Berna Ortí para Mi Cub

Mi Cub, el espacio gastronómico del Mercado de Colón, da la bienvenida al otoño ampliando su carta de almuerzos con una creación que promete: un bocata de col frita con ajos tiernos y embutido valenciano elaborado especialmente para la ocasión por Berna Ortí, alma mater del mítico Cal Carrero, ese templo de los almuerzos con más de 200 bocadillos.



Un almuerzo de los de siempre, donde la estrella es la col frita, producto de temporada que se convierte en la base a la que le acompañan ingredientes tan nuestros como la morcilla, la longaniza y el tradicional blanquet, de Carnes Varea, del propio Mercado de Colón y que aportan sabor, textura y arraigo.


“El reto era elaborar un bocata valenciano con productos muy nuestros y con un guiño a la temporada”, explica Berna Ortí. “Queríamos recuperar el sabor de los almuerzos de antaño, de los que se disfrutaban en la huerta, con ingredientes humildes pero llenos de identidad. La col frita, los embutidos, el pan crujiente... son elementos que nos conectan con nuestras raíces. Este bocata es un homenaje al territorio, a lo que somos y a cómo comemos los valencianos”.



El nuevo bocata se ha podido maridar con la nueva cerveza Turia Stark, que ha regresado fiel a su esencia original. Una lager especial de 5,5% vol., dorada, brillante y de espuma blanca persistente. En nariz presenta suaves notas de malta y lúpulo; en boca, matices a cereal y hierbas con un amargor equilibrado.


Con esta incorporación, Mi Cub amplía su carta de almuerzos, sumando esta creación a sus ya célebres propuestas de carne de caballo, patatas, ajos tiernos y alioli de miel y romero y al de auténticos calamares.



En Mi Cub entendemos el almuerzo como una forma de compartir nuestra cultura”, comenta Anabel Navas, directora del espacio. “Buscamos que nuestros bocatas sean un reflejo de lo que nos da la tierra. Por eso colaborar con Berna y Cal Carrero era algo que nos hacía especial ilusión porque compartimos la pasión por lo auténtico y por mantener viva la tradición valenciana en la mesa”.



Esta acción forma parte de Las Cuatro Estaciones de la Terreta, un proyecto gastronómico que Mi Cub desarrolla a lo largo del año para poner en valor los productos locales y de temporada, acercando la esencia de la huerta y la cocina valenciana a cada estación.



Sobre Cal Carrero

Cal Carrero es sinónimo de tradición. Un homenaje vivo a la huerta valenciana, donde cada detalle invita a disfrutar de la cultura del almuerzo. Con raíces que se remontan a 1926, cuando Bernardino Ortí Marc construyó una típica casa de labradores, hoy la cuarta generación mantiene su espíritu original. Desde 2010, el espacio ha sido rehabilitado y adaptado al presente sin perder su autenticidad. Por las mañanas, el esmorzar es el auténtico protagonista: cacau de collaret, productos de proximidad y el inconfundible aroma del cremaet dan la bienvenida a quienes buscan una experiencia gastronómica típicamente valenciana.

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