El restaurante Viva Mascaraque es el punto de partida de la Ruta de Barras 0’0 con la que el Smart Center Valencia, dentro de su campaña #ponteenmodosmart, sigue celebrando la designación de la ciudad del Turia como una de las 38 Smart cities de la marca automovilística.
Del 18 al 23 de abril, Viva Mascaraque servirá una tapa, patata brava con mejillón y merengue de tomate, maridada con una cerveza 0’0 por un precio de 5 euros, para que todos los clientes, Smart Lovers y aquellos que lo deseen, puedan disfrutar de un pequeño gran bocado saludable y que refleja la esencia Smart.
Además de un cariz gastronómico, #ponteenmodosmart tiene una vertiente solidaria. Así, el 10 por ciento del importe de cada tapa se hará llegar a la delegación de la Comunidad Valenciana de la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) que la destinará a proyectos de investigación. Los clientes podrán ver directamente cómo 50 céntimos del importe de su consumición son depositados en el momento en una urna habilitada para la ocasión y que se entregará al final de la campaña a la entidad.
En este 2017 en que Valencia se ha convertido en la Capital Mundial de la Alimentación, Smart quiere hacer un homenaje a esas barras donde reina la cordialidad y la camaradería y que seducen con sus pequeñas grandes creaciones. Todo el sabor en formato pequeño. Como Smart. Para ello ha creado una ruta en la que ocho establecimientos emblemáticos de la ciudad elaborarán una tapa muy especial, con productos saludables y de proximidad y en la que estará presente la esencia de cada local y el espíritu Smart, maridada con una cerveza 0´0. Todo el sabor y cero de alcohol. Como las cero emisiones del nuevo Smart eléctrico.
La primera parada de esta ruta es Viva Mascaraque, un local dirigido por Reyes Real, Quique Cabanes, y el chef José Luis Mascaraque, situado en la calle Santo Tomás, en pleno barrio del Carmen. Este establecimiento se caracteriza por la calidad de su materia prima y por el alma y la profesionalidad que ponen los que allí trabajan. Sus platos, una explosión de colores, sabores y texturas para hacer disfrutar a todos sus clientes. Destacan sus quesos artesanos, la ensalada de bogavante, la ensaladilla con caviar y coca fina de lino, o los platos a la brasa de naranjo, como el pulpo asado o el lechal al estilo moruno.
Esta ruta de tapas gourmet que comienza hoy cuenta con tres padrinos de excepción, como son el chef Alejandro del Toro, el empresario Emiliano García (propietario de Casa Montaña), y el director del Grupo La Sucursal y Premio Nacional de Gastronomía, Javier de Andrés. Además de Viva Mascaraque, la ruta visitará otros establecimientos en diferentes barrios de la ciudad, como Casa Montaña, Alejandro del Toro, La Marítima, Ma Khin Café, Al Tun Tún, El Rodamón y Atlántico, que elaborarán una tapa inspirada en Smart pero con el sello personal de cada restaurante.
Para conocer las fechas, los establecimientos y las creaciones de cada uno de ellos, se está trabajando en una APP, que también permitirá a los usuarios registrar su visita en los locales y acceder a un sorteo –aquellos que acudan a al menos cinco restaurantes– con el que ganar un fin de semana en un hotel con encanto de la Comunidad Valenciana al que podrán llegar a los mandos de un Smart facilitado por el Smart Center Valencia.
Pero además de la Ruta de Barras 0’0, #ponteenmodosmart incluye también otras actividades, como una carrera entre viñedos, que cuenta con la atleta Raquel Landín como madrina de excepción, y la creación de diferentes líneas de moda y joyería inspiradas en Smart por parte de los alumnos de la Escola d’Art i Superior de Disseny (EASD) de Valencia. En esta parte más creativa, que tiene al diseñador valenciano Francis Montesinos como padrino, también se realizará un desfile de moda, y los trabajos seleccionados, siempre sostenibles, se incorporarán a la boutique Smart.
En definitiva, numerosas actividades creativas, solidarias, saludables y llenas de vitalidad con las que Smart Center Valencia demuestra que es una Smart city. Siguiente parada de la Ruta Barras 0’0: Casa Montaña.
11 de abril de 2017
10 de abril de 2017
Premios XXXII Concurso de Dulces de Pascua 2017 del Gremio de Panaderos y pasteleros de Valencia
El pasado día 6 de Abril, el Gremio de Panaderos y pasteleros de Valencia celebró su tradicional Concurso de dulces tradicionales y de escaparates de Pascua y los ganadores en cada una de las especialidades han sido:
Durante la próxima Pascua los hornos-pastelerías tradicionales valencianos van a ofrecer sus dulces típicos valencianos – la mona, el panquemao y la torta de pasas y nueces – elaborados artesanalmente.
Las previsiones son optimistas y giran en torno a las 700.000 piezas de estos productos de bollería tradicional, destacando las monas, casi 400.000 unidades, en sus diferentes formatos, seguida por el panquemao y la torta, con unas 200.000 unidades de cada clase.
La costumbre de intercambiar huevos de chocolate y de caramelo como obsequios de Pascua data de poco más de un siglo, pero el de huevos de verdad en primavera es una costumbre muy antigua, que precede en varios siglos a la Pascua.
Desde tiempos muy remotos, en muchas culturas el huevo simbolizaba nacimiento y resurrección. Los egipcios enterraban huevos en sus tumbas y los griegos los colocaban sobre las sepulturas. Los romanos acuñaron el proverbio “toda vida procede de un huevo”, y la leyenda asegura que Simón el Cireneo, que ayudó a Cristo a trasladar la cruz hasta el Calvario, tenia como oficio el de vendedor de huevos. Por tanto, cuando la Iglesia empezó a celebrar la Resurrección, en el siglo II, no tuvo que buscar muy lejos para encontrar un símbolo popular y fácilmente identificable.
En aquellos tiempos, las personas adineradas envolvían con pan de oro los huevos que regalaban, y los campesinos solían colorearlos, hirviéndolos con ciertas hojas, flores o cortezas, o con unos insectos llamados cochinillas.
A principios de la década de 1880, en ciertos lugares de Alemania los huevos de Pascua sustituían los certificados de nacimiento. Una vez teñido un huevo con un color indeleble, se grababa en la cáscara, con una aguja o un punzón, una inscripción que incluía el nombre y la fecha de nacimiento del destinatario. Estos huevos de Pascua eran considerados en los juzgados como prueba de la identidad y la edad.
LA MONA DE PASCUA (siglo XVIII, Barcelona, Murcia y Valencia)
La mona de Pascua, tan tradicional en Cataluña, Valencia y Murcia, es la presentación de los clásicos huevos de Pascua, de chocolate o de caramelo, con un pastel o una carta como base, o bien sobre una construcción de chocolate. En el siglo XVIII, era ya el obsequio clásico del padrino a sus ahijados, y el número de huevos correspondía a los años de edad de los niños hasta llegar a los doce. En ese momento, tal vez como punto final de este obsequio, el número de huevos se elevaba a trece. La tarta que los acompañaba era una confección sencilla de repostería, conocida como coca de Pascua, y podía revestir diversas formas de animales o de objetos, como ocurría en Francia con los “pains d'épice”.
¿De dónde procede el nombre de “mona”?
La primera explicación que se nos ocurre es la presencia de un muñeco de cualquier tipo como adorno del conjunto, pero, dado que fue primero la mona que el muñeco, esta sugerencia parece quedar invalidada. Resulta curioso comprobar que en el diccionario “Gazophylacivum Catalano-Latinum”. de Joan Lacavallería, publicado en Barcelona en el año 1696, mona tiene una definición puramente zoológica, pero el Diccionario de la lengua castellana, de la Real Academia, ofrece en su edición del año 1783 la siguiente definición: “Valencia y Murcia. La torta o rosca que se cuece en el horno con huevos puestos en ella con cáscara por Pascua de Flores, que en otras partes llaman hornazo.”
Lo cierto es que, en sus diferentes versiones, la mona de Pascua era regalo del padrino el Domingo de Resurrección, y que el ahijado iba a recogerla personalmente en su casa. La parte comestible servía como postre para toda la familia. Era también costumbre que el niño agasajado aprovechara la ocasión para recitar ante el padrino un verso laboriosamente aprendido: la “décima”.
En nuestros días prosigue la tradición de la mona de Pascua, tan popular como siempre, y es también tradicional que en estas fechas los maestros reposteros presenten en sus establecimientos auténticas obras de arte, generalmente a base de chocolate.
Monas de Pascua
Mona es una palabra que proviene del vocablo árabe “munna” y significa obsequio. La mona de Pascua es un bollo dulce en el que se incrusta un huevo duro y que tradicionalmente los padrinos regalaban a sus ahijados el lunes de pascua.
También los huevos en muchas culturas han significa "vida" y "fertilidad" y en la antigua Roma se regalaban en los festivales de primavera.
Si tenemos que buscar un simbolismo cristiano al huevo, este puede ser el del principio del universo y de la creación, el sentido de una "vida nueva", tal como indica la Pascua. Una vida nueva que nos la da el Jesucristo resucitado.
En la época que los huevos no eran permitidos para el consumo en el tiempo de cuaresma, todas aquellas personas que los habían guardado se reunían el domingo de Pascua delante de la iglesia de su ciudad para que el sacerdote los bendijera en la primera función litúrgica.
APARTADO PANQUEMADO
1º FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61
2º CIFRE CREACIONES ARTESANAS, Constitución, 246
3º LA TAHONA DEL ABUELO, Gorgos, 6
APARTADO TORTAS DE PASAS Y NUECES
1º VICENTE GARCIA CORBERA, Regne de Valencia, 6
2º FORN DE MANUELA, Benidorm, 12
3º FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61
APARTADO MONAS
1º FORN DE MANUELA, Benidorm, 12
2º CIFRE CREACIONES ARTESANAS, Constitución, 246
3º FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61
APARTADO ESCAPARATE Y TIENDA
1º VICENTE GARCIA CORBERA, Regne de Valencia, 6
2º FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61
3º FORN DE GERMÁN, Mayor de Nazaret, 132
Durante la próxima Pascua los hornos-pastelerías tradicionales valencianos van a ofrecer sus dulces típicos valencianos – la mona, el panquemao y la torta de pasas y nueces – elaborados artesanalmente.
Las previsiones son optimistas y giran en torno a las 700.000 piezas de estos productos de bollería tradicional, destacando las monas, casi 400.000 unidades, en sus diferentes formatos, seguida por el panquemao y la torta, con unas 200.000 unidades de cada clase.
La costumbre de intercambiar huevos de chocolate y de caramelo como obsequios de Pascua data de poco más de un siglo, pero el de huevos de verdad en primavera es una costumbre muy antigua, que precede en varios siglos a la Pascua.
Desde tiempos muy remotos, en muchas culturas el huevo simbolizaba nacimiento y resurrección. Los egipcios enterraban huevos en sus tumbas y los griegos los colocaban sobre las sepulturas. Los romanos acuñaron el proverbio “toda vida procede de un huevo”, y la leyenda asegura que Simón el Cireneo, que ayudó a Cristo a trasladar la cruz hasta el Calvario, tenia como oficio el de vendedor de huevos. Por tanto, cuando la Iglesia empezó a celebrar la Resurrección, en el siglo II, no tuvo que buscar muy lejos para encontrar un símbolo popular y fácilmente identificable.
En aquellos tiempos, las personas adineradas envolvían con pan de oro los huevos que regalaban, y los campesinos solían colorearlos, hirviéndolos con ciertas hojas, flores o cortezas, o con unos insectos llamados cochinillas.
A principios de la década de 1880, en ciertos lugares de Alemania los huevos de Pascua sustituían los certificados de nacimiento. Una vez teñido un huevo con un color indeleble, se grababa en la cáscara, con una aguja o un punzón, una inscripción que incluía el nombre y la fecha de nacimiento del destinatario. Estos huevos de Pascua eran considerados en los juzgados como prueba de la identidad y la edad.
LA MONA DE PASCUA (siglo XVIII, Barcelona, Murcia y Valencia)
La mona de Pascua, tan tradicional en Cataluña, Valencia y Murcia, es la presentación de los clásicos huevos de Pascua, de chocolate o de caramelo, con un pastel o una carta como base, o bien sobre una construcción de chocolate. En el siglo XVIII, era ya el obsequio clásico del padrino a sus ahijados, y el número de huevos correspondía a los años de edad de los niños hasta llegar a los doce. En ese momento, tal vez como punto final de este obsequio, el número de huevos se elevaba a trece. La tarta que los acompañaba era una confección sencilla de repostería, conocida como coca de Pascua, y podía revestir diversas formas de animales o de objetos, como ocurría en Francia con los “pains d'épice”.
¿De dónde procede el nombre de “mona”?
La primera explicación que se nos ocurre es la presencia de un muñeco de cualquier tipo como adorno del conjunto, pero, dado que fue primero la mona que el muñeco, esta sugerencia parece quedar invalidada. Resulta curioso comprobar que en el diccionario “Gazophylacivum Catalano-Latinum”. de Joan Lacavallería, publicado en Barcelona en el año 1696, mona tiene una definición puramente zoológica, pero el Diccionario de la lengua castellana, de la Real Academia, ofrece en su edición del año 1783 la siguiente definición: “Valencia y Murcia. La torta o rosca que se cuece en el horno con huevos puestos en ella con cáscara por Pascua de Flores, que en otras partes llaman hornazo.”
Lo cierto es que, en sus diferentes versiones, la mona de Pascua era regalo del padrino el Domingo de Resurrección, y que el ahijado iba a recogerla personalmente en su casa. La parte comestible servía como postre para toda la familia. Era también costumbre que el niño agasajado aprovechara la ocasión para recitar ante el padrino un verso laboriosamente aprendido: la “décima”.
En nuestros días prosigue la tradición de la mona de Pascua, tan popular como siempre, y es también tradicional que en estas fechas los maestros reposteros presenten en sus establecimientos auténticas obras de arte, generalmente a base de chocolate.
Monas de Pascua
Mona es una palabra que proviene del vocablo árabe “munna” y significa obsequio. La mona de Pascua es un bollo dulce en el que se incrusta un huevo duro y que tradicionalmente los padrinos regalaban a sus ahijados el lunes de pascua.
También los huevos en muchas culturas han significa "vida" y "fertilidad" y en la antigua Roma se regalaban en los festivales de primavera.
Si tenemos que buscar un simbolismo cristiano al huevo, este puede ser el del principio del universo y de la creación, el sentido de una "vida nueva", tal como indica la Pascua. Una vida nueva que nos la da el Jesucristo resucitado.
En la época que los huevos no eran permitidos para el consumo en el tiempo de cuaresma, todas aquellas personas que los habían guardado se reunían el domingo de Pascua delante de la iglesia de su ciudad para que el sacerdote los bendijera en la primera función litúrgica.
3 de abril de 2017
Vacum y Nodus, la combinación suprema entre la carne y el vino valenciano
La empresa de carnes Vacum junto con la bodega Nodus, ambas Valencianas, han demostrado la capacidad que tienen las carnes de calidad para potenciar sus sabores y matices a través del vino, porque las carnes de larga maduración se potencian con el vino
Vacum es una empresa española que produce y distribuye carnes exquisitas y de alta gama maduradas de forma natural a través de un proceso de Dry aged (Vacum sólo selecciona vacas viejas que están preparadas para ofrecer su mejor carne y son las más aptas para madurar)
Una de las características principales de las carnes de Vacum es el proceso de maduración, creado para aumentar el sabor y la ternura de la carne.
Vacum ha desarrollado un sistema único de maduración lenta y regular de toda la pieza, en este proceso la temperatura y la humedad son controladas permanentemente para ayudar a la aparición del hongo que permite madurar la carne naturalmente.
Las vacas de Vacum son criadas únicamente en libertad y pastan en frescos prados, son vacas felices que son tratadas con mucho cuidado y tienen una vida muy relajada.
Además su alimentación es totalmente natural lo que se traduce en una carne con una grasa exquisita que a menudo tiene aromas y sabores a hierbas aromáticas como enebro en verano, brezo en primavera, lavanda o romero.
Vacas de razas rústicas y autóctonas de alta montaña como la casina asturiana, la alistana sanabresa, la sayaguesa y la rubia gallega.
Durante el maridaje se han armonizado distintos platos con carne de Vacum como tuétano de vaca, midollo de rubia gallega, ternera de pasto de alta montaña de León, steak tartar sobre midollo de rubia gallega o cecina de tres años de curación con blancos, tintos y espumosos de gran calidad de la bodega Nodus.
Vacum es una empresa española que produce y distribuye carnes exquisitas y de alta gama maduradas de forma natural a través de un proceso de Dry aged (Vacum sólo selecciona vacas viejas que están preparadas para ofrecer su mejor carne y son las más aptas para madurar)
Una de las características principales de las carnes de Vacum es el proceso de maduración, creado para aumentar el sabor y la ternura de la carne.
Vacum ha desarrollado un sistema único de maduración lenta y regular de toda la pieza, en este proceso la temperatura y la humedad son controladas permanentemente para ayudar a la aparición del hongo que permite madurar la carne naturalmente.
Las vacas de Vacum son criadas únicamente en libertad y pastan en frescos prados, son vacas felices que son tratadas con mucho cuidado y tienen una vida muy relajada.
Además su alimentación es totalmente natural lo que se traduce en una carne con una grasa exquisita que a menudo tiene aromas y sabores a hierbas aromáticas como enebro en verano, brezo en primavera, lavanda o romero.
Vacas de razas rústicas y autóctonas de alta montaña como la casina asturiana, la alistana sanabresa, la sayaguesa y la rubia gallega.
Durante el maridaje se han armonizado distintos platos con carne de Vacum como tuétano de vaca, midollo de rubia gallega, ternera de pasto de alta montaña de León, steak tartar sobre midollo de rubia gallega o cecina de tres años de curación con blancos, tintos y espumosos de gran calidad de la bodega Nodus.
Etiquetas:
carne,
Notas,
Presentación,
Valencia,
Vino
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)








