Encuéntranos en Google+. Comoju: Premios XXXII Concurso de Dulces de Pascua 2017 del Gremio de Panaderos y pasteleros de Valencia

10 de abril de 2017

Premios XXXII Concurso de Dulces de Pascua 2017 del Gremio de Panaderos y pasteleros de Valencia

El pasado día 6 de Abril, el Gremio de Panaderos y pasteleros de Valencia celebró su tradicional Concurso de dulces tradicionales y de escaparates de Pascua y los ganadores en cada una de las especialidades han sido:

APARTADO PANQUEMADO

FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61
CIFRE CREACIONES ARTESANAS, Constitución, 246
LA TAHONA DEL ABUELO, Gorgos, 6



APARTADO TORTAS DE PASAS Y NUECES

VICENTE GARCIA CORBERA, Regne de Valencia, 6
FORN DE MANUELA, Benidorm, 12
FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61



APARTADO MONAS

FORN DE MANUELA, Benidorm, 12
CIFRE CREACIONES ARTESANAS, Constitución, 246
FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61



APARTADO ESCAPARATE Y TIENDA

VICENTE GARCIA CORBERA, Regne de Valencia, 6
FORN ARTESÁ RAFELET, Alta del Mar, 61
FORN DE GERMÁN, Mayor de Nazaret, 132



Durante la próxima Pascua los hornos-pastelerías tradicionales valencianos van a ofrecer sus dulces típicos valencianos – la mona, el panquemao y la torta de pasas y nueces – elaborados artesanalmente.

Las previsiones son optimistas y giran en torno a las 700.000 piezas de estos productos de bollería tradicional, destacando las monas, casi 400.000 unidades, en sus diferentes formatos, seguida por el panquemao y la torta, con unas 200.000 unidades de cada clase.



La costumbre de intercambiar huevos de chocolate y de caramelo como obsequios de Pascua data de poco más de un siglo, pero el de huevos de verdad en primavera es una costumbre muy antigua, que precede en varios siglos a la Pascua.

Desde tiempos muy remotos, en muchas culturas el huevo simbolizaba nacimiento y resurrección. Los egipcios enterraban huevos en sus tumbas y los griegos los colocaban sobre las sepulturas. Los romanos acuñaron el proverbio “toda vida procede de un huevo”, y la leyenda asegura que Simón el Cireneo, que ayudó a Cristo a trasladar la cruz hasta el Calvario, tenia como oficio el de vendedor de huevos. Por tanto, cuando la Iglesia empezó a celebrar la Resurrección, en el siglo II, no tuvo que buscar muy lejos para encontrar un símbolo popular y fácilmente identificable.

En aquellos tiempos, las personas adineradas envolvían con pan de oro los huevos que regalaban, y los campesinos solían colorearlos, hirviéndolos con ciertas hojas, flores o cortezas, o con unos insectos llamados cochinillas.

A principios de la década de 1880, en ciertos lugares de Alemania los huevos de Pascua sustituían los certificados de nacimiento. Una vez teñido un huevo con un color indeleble, se grababa en la cáscara, con una aguja o un punzón, una inscripción que incluía el nombre y la fecha de nacimiento del destinatario. Estos huevos de Pascua eran considerados en los juzgados como prueba de la identidad y la edad.


LA MONA DE PASCUA (siglo XVIII, Barcelona, Murcia y Valencia)

La mona de Pascua, tan tradicional en Cataluña, Valencia y Murcia, es la presentación de los clásicos huevos de Pascua, de chocolate o de caramelo, con un pastel o una carta como base, o bien sobre una construcción de chocolate. En el siglo XVIII, era ya el obsequio clásico del padrino a sus ahijados, y el número de huevos correspondía a los años de edad de los niños hasta llegar a los doce. En ese momento, tal vez como punto final de este obsequio, el número de huevos se elevaba a trece. La tarta que los acompañaba era una confección sencilla de repostería, conocida como coca de Pascua, y podía revestir diversas formas de animales o de objetos, como ocurría en Francia con los “pains d'épice”.

¿De dónde procede el nombre de “mona”?
La primera explicación que se nos ocurre es la presencia de un muñeco de cualquier tipo como adorno del conjunto, pero, dado que fue primero la mona que el muñeco, esta sugerencia parece quedar invalidada. Resulta curioso comprobar que en el diccionario “Gazophylacivum Catalano-Latinum”. de Joan Lacavallería, publicado en Barcelona en el año 1696, mona tiene una definición puramente zoológica, pero el Diccionario de la lengua castellana, de la Real Academia, ofrece en su edición del año 1783 la siguiente definición: “Valencia y Murcia. La torta o rosca que se cuece en el horno con huevos puestos en ella con cáscara por Pascua de Flores, que en otras partes llaman hornazo.”

Lo cierto es que, en sus diferentes versiones, la mona de Pascua era regalo del padrino el Domingo de Resurrección, y que el ahijado iba a recogerla personalmente en su casa. La parte comestible servía como postre para toda la familia. Era también costumbre que el niño agasajado aprovechara la ocasión para recitar ante el padrino un verso laboriosamente aprendido: la “décima”.

En nuestros días prosigue la tradición de la mona de Pascua, tan popular como siempre, y es también tradicional que en estas fechas los maestros reposteros presenten en sus establecimientos auténticas obras de arte, generalmente a base de chocolate.


Monas de Pascua

Mona es una palabra que proviene del vocablo árabe “munna” y significa obsequio. La mona de Pascua es un bollo dulce en el que se incrusta un huevo duro y que tradicionalmente los padrinos regalaban a sus ahijados el lunes de pascua.
También los huevos en muchas culturas han significa "vida" y "fertilidad" y en la antigua Roma se regalaban en los festivales de primavera.

Si tenemos que buscar un simbolismo cristiano al huevo, este puede ser el del principio del universo y de la creación, el sentido de una "vida nueva", tal como indica la Pascua. Una vida nueva que nos la da el Jesucristo resucitado.

En la época que los huevos no eran permitidos para el consumo en el tiempo de cuaresma, todas aquellas personas que los habían guardado se reunían el domingo de Pascua delante de la iglesia de su ciudad para que el sacerdote los bendijera en la primera función litúrgica.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas Gracias por estar, leerme y dejarme tu comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...