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12 de diciembre de 2022

Canelés o Cannelés

Antes de nada, no llamaremos a esta receta "Canelé de Bordeaux" por ser una marca registrada por una asociación de pasteleros de Burdeos llamada “La hermandad de los Canelés de Burdeos” (Confrérie du Canelé de Bordeaux) que en 1980 quisieron asentar las bases sobre las anteriores marcas que había, que llegaron a ser unas 15.

Y con las bases de esta receta unificada, llegaron a la conclusión de cuales eran los ingredientes únicos e exclusivos que tenían que llevar los Cannelès (a los que ellos decidieron eliminar esa segunda "n").
 
De una u otra forma, era una receta que llevaba tiempo queriendo hacer, pero el no tener su molde específico hacía que lo fuera retrasando una y otra vez, porque no quería comprar mas moldes con todos los que ya tengo.
 
Así que me puse a investigar sobre la receta para prepararla aunque fuera en otro tipo de molde diferente al original, pero me pudo mas el probarla en condiciones y una vez estudiadas recetas y lista para hacerla... caí en la tentación y me compré su molde de silicona.
 
Realmente su molde original debería ser de cobre, que sería lo que aportaría una corteza caramelizada a su exterior, pero los precios que tienen para simplemente experimentar sin saber que podría salir, hizo que ni me lo planteara (miento, me lo planteé porque me encantan, pero hay que ser realista).
 
Así que en cuanto tuve mi molde, era solo ponerme con la receta que ya tenía a buen recaudo y lista para por fin probar una de mis mil recetas pendientes.
 
Tengo que decir que no me ha defraudado, efectivamente el caramelizado de su exterior en un molde de silicona no es tan completo como sería en uno de cobre, pero sí que ese contraste con un toque crujiente en su exterior y ese interior como cremoso entre un flan y unas natillas con cuerpo, y el punto del ron y la vainilla, hacen que no me haya arrepentido de prepararlos y de caer en la tentación de añadir un molde mas a mi colección.
 

 
CANELÉS

* 500 ml. de leche
* 1 vaina de vainilla
* 50 gr. de mantequilla
* 50 ml. de ron
* 250 gr. de azúcar
* 125 gr. de harina
* 2 huevos enteros
* 1 yema

El día previo ponemos a hervir la leche con la vaina de vainilla, la mantequilla y el ron. Solo hervir, lo justo para que se derrita la mantequilla.
Dejamos atemperar y cuando esté tibio, que podamos meter el dedo sin quemarnos, sacamos las semillas de vainilla y vamos añadiendo el resto de los ingredientes.

Mezclamos el azúcar con la harina, añadimos los huevos y la yema, e incorporamos  la leche tibia. Si viéramos que quedan grumos, no pasa nada, podemos meter una batidora a la mezcla para unificarlo todo bien.

Llevamos a la nevera mínimo 12 h. o hasta 3 días como máximo (a mas reposo mas concentración de sabores).

Al día siguiente engrasamos bien los moldes y llevamos al congelador (si solo vas a dejar la masa reposando una noche, a la vez que dejamos la masa reposando en la nevera, ya podemos hacer lo mismo con los moldes)

Llenamos los moldes casi hasta el borde (la masa no es como la de bizcocho-magdalenas, sube muy poco) y llevamos al horno precalentado a 220º durante 25 min. Bajamos la temperatura del horno a 160º y dejamos aproxidamente unos 35 min. mas.

Desmoldamos en caliente con cuidado porque se deforman con muchísima facilidad y dejamos enfriar para que se asiente el interior y cojan cuerpo.
 
NOTA: Es recomendable tomarlos en el día, porque el crujiente del exterior de un día para otra se pierde por la humedad de su interior.
OjO, no están malos, solo que pierden ese toque crujiente.

 

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